El parking

Es el parking lugar mundano

Que más tarde bautizarías como el parking del amor

Es el coche que nos arropa 

Separándonos del ruido

Mostrándonos ése silencio incómodo 

Que nos acerca a la complicidad 

Y la noche testigo de tu mano asomada a mí escote

Por un instante te acercas, me besas y

Chocando nuestros dientes 

Intentando encajar

Con mi lengua me giro

Voy adaptándome a tu movimiento abierto, lento, limpio

Voy probando el juego

Pero es un sutil fuego lo que crece tímido

Y ahí sigo

Buscándote

En el abrazo mantenido

Entre la línea divisoria del cuerpo y el corazón 

Que aparece para recordarme 

Que aún sigo viva.

Isabel Mendoza Limones.

Sevilla. 2025.

A ella

Que el mar lave la pena

Y de azul vista al trauma 

Que las olas eleven el aura

aportando serenidad a lo que nace puro...

Y la marea combatiendo el rumor y las horas

Y el sol iluminando el día que asoma...

Mientras tanto el presente

 Y ella,

que sigue quieta

tendida en la arena 

envuelta en algas 

sana la herida

En apariencia dulce aroma a molusco

en el fondo suave aguardiente de pescado,

graznido de gentío

bajo el despertar...

Sevilla, septiembre de 2025.

Para nadie
nadie para
sólo estrias
estribo cae
Para nadie
nadie para
terremoto
sal adviento
cimiento roto

Para nadie

Nadie para
flecha herida
fleco largo

reviento 

Para nadie

Nadie para

Cuna trae

desmesura

Para nadie 

Nadie para 

todo y poco

Disfruta que yo te cuido

Suéltate la melena

Que estoy aquí 

Rie a carcajadas 

Que te acompaño 

Disfruta que va tocando 

Suelta los miedos 

Que los agarro

Sonríe a tu día 

Que te aplaudo 

Disfruta sueña bonito

Suéltate la lengua

Que la extraño

Rie a lo incierto 

Que lo disfrazo 

Disfruta bébete el mundo 

Que te aguardo 

Suelta la tristeza

Que soy rebaño 

Rie al presente 

Que soy ahora.

Soy de mar ,

de cachito de sal y arena.

Soy de tierra,

de oliva, pureza y calor

Soy de llanto, camorra y sed

Soy de altura, perseverancia y sabor

Soy de esencia, de hierro y tez

Soy de armonía, fuego y pelea

Soy de grito, congoja y pena

Soy de azufre, de lino y mezcla

Soy azúcar,

Soy lo que quieras 

De Dos

La tarde era esa y no otra cuando se encontraron en la barra del bar

Frente a frente, luz a sombra

Apagados por el olor a rancio que deja el paso del tiempo en los viejos corazones, cansados de pesadumbrar.

Tenían mucho que decir y nada para hablar...

Se miraban, y analizándose asumían su silencio con la idea de los que lo han perdido todo ya.

Se anhelaban y así de nuevo sus miradas se cruzaban.

Fantaseaban con poder verse y más cerca tocarse, cara a cara poco a poco...

Tímidamente entre la clientela aparecían,  reclamando visibilidad.

Les ayudó la helada cerveza que,  vaso tras vaso, sorbo a sorbo espesaba sus deseos y paciente iba alumbrando palabras, gestos, y discursos que terminaron en besos y abrazos,  precediendo al suave tacto de los cuerpos en flor.

Aquella tarde se convirtió en noche con el cálido resplandor que da la luna abrigando a dos almas sin rumbo que vagan por el asfalto mortecino pidiendo a gritos otra oportunidad.

En Sevilla, agosto de 2025.

Así sin más

Aprender a amarte hasta llegar a reconocer el más oculto misterio de la existencia.
Comprender el rechazo, alargar la espera, traficar con el pasado, y vehicular el futuro.
Trasnochar con  promesas y vagar por el hemisferio derecho de la inconsciencia...
Así, una vez más, me detengo ante  el brillo de tus ojos al despertar: son la esperanza de la humanidad, habitáculo de remanso y paz en días atravesados por el terror y  la incertidumbre.

         Isabel Mendoza Limones, Cádiz 2017

NaCI (Cloruro de Sodio)

Trozo de vida, 

                   Estructura 

Brota sódica, cúbica, yodada...

A vueltas del ocaso en el despertar 

Renace así cristalina, transparente... 

Ella despunta, alumbra y me guía. 

Espíritu de gozo, con raíz y tallo 

Nuevo horizonte, nueva tierra. 

A veces incómoda 

A veces extranjera,

Otras como luz, magia, cáliz, centella.

Ahora y aquí mi certeza

Aquí y ahora mi momento 

Ese instante que cubre mi pensar

Dejando armonía en la existencia.

Cádiz, agosto de 2025.

Senti-do

A veces suenan más las voces
más los ruidos, más las calles
son más los crujidos,
los ecos, los rumores.
Son pesados los murmullos,
los susurros, los devaneos.

A veces oigo más los pesares,
más las quejas y lamentos
Son más los hundidos (lúcidos),
más los intensos, más los espesos.

A veces  noto más los sentidos (al oido)
son más agudos, menos graves,
(más repetidos, menos exhortos,)
más visibles, menos borrosos,
menos comunes, más sinceros.

A veces me pesa más la palabra
más la expresión, más la lengua,
son más lentos los vocablos,
más escasas las ofrendas,
menos contados los verbos.

Hay veces que aunque quiera no puedo
y me paro y me tenso,
tan delgada, tan fina, tan lejos
me contraigo, me abstengo
tan cobarde, tan oscura, tan cuerda,
                         y me duermo....
                         Y hasta aquí mañana.

Calma

En la torpeza de la monotonía no te supe ver

En la armonía del equilibrio no te pude encontrar.

No te hallé en el camino mantenido por los años

En el pasar articulado del proyecto

Ni un atisbo de locura en tu paso contado,

en la prisa calculada.

En las horas espesas

No te advertí en la maraña de hojas,

en el lagar lechoso.

No te distinguí entre la maleza

y reapareciste ojerosa.

                                

No calculé el acontecer, ni pensé en los días.

Practiqué ardiente y vulnerable la pereza.

No te supe aprovechar.

Así,

no te descubrí en flor
Ni te observé liviana de raíz y tallo.

No te comí carnosa.
Ni te bebí a fuego de fuente.

No te supe a sangre.
Ni me engulliste entera.

Era media; sólo un trozo la que asomaba,

no era toda, era miseria.

                                  Cádiz, junio de 2017.

Reencuentro Primero

Goza, gózame!
Ahí, donde las caricias  florecen,
donde los latidos son música para tus sentidos
donde el pulso tamborilea,
                                     y tus labios me piden,
                                      y tus ojos despiertan...
Gózame!
Ahí, donde sientes la carne tersa
bajo las alforjas de tu piel,
donde notas la cruda sangre espesa,
                                      tus manos me agarran
                                      y tu cuerpo me acuna...
Gózame!
Ahí, donde se remueven las entrañas
donde ya no queda grasa precisa
donde sólo se es víscera y sangre.
                                     
Ahí, quédate ahí!.
Quédate en esencia...
Sabrás que en el devenir de la materia,
en el reflujo de esos instantes impíos estribas.

Ahí, donde el esfuerzo es en vano
donde el roto no es descosido
donde se oye el suspiro quebrado.

Ahí, quédate ahí!
Quédate en eso.
Sabrás que en el aguado sudor de la piel,
en el retazo más intimo de la figura
donde cojea el estribo de la pasión estoy.

Llega luna

     Llega luna,

                   sangra  piel clara

                   tuya  primavera...

Aparcerado corazón,

                    vete libre,
                    sal  blanco.

Sin responsos,

                      vuela,
                      avista la huida,
                      sin  meta ni rumbo.

Fija  destino en el aire,

                    ábrete limpio en  recuerdos,
                    ávido de pureza,
                    prieto de amor.

Llega luna,

                  albúmina cara
                  de plata luminosa.
             
                       

                             Agosto de 2016
           
               
               

                 
                 




                     

Deslizante I

Hoy en una tarde
maquillada de otoño
bautizo el rodapiés
con el negro azulado
de la máscara de mis pestañas.

Cuerpos energéticos
que se enfrentan a  sus cuatro paredes
en una cuidad que se esconde
entre arenas movedizas.

Hacia afuera
se divisa el horizonte
con un toque gris marengo.
Girando la vista
hacia abajo,
se deja entrever la vida
con su día a día
coche a coche.
Plagado de hojas, gritos y planes
se desgrana el porvenir.

Más lejos a unas dos manzanas
sobre la acera plateada
el que peina la calle
con olor a vino caliente de cebada
El Sin,
sabor de la herida cicatrizada
por el paso del tiempo entre la gravilla,
 con la mala lengua que dan los años.
y el espesor de la cabeza.
El Sin,
futuro inmediato que no esté mediado por un licor valiente
que amanse a la fiera
en días tocados por la incertidumbre.

Tan cerca
tan lejos,
a dos manzanas
a cuatro peras.

Hacia dentro pasa cansada

para sí misma se siente abatida

poco a poco  se atraviesa,

que de golpe
 no se cura en la vida.

Tras una larga búsqueda  

 de quitar  todo lo que sobra
de poner en orden los cajones y organizar el almacén, 

pone a dieta su vida

digiriendo las heridas, 

en intervalos del cero al diez.

    

Y decide poner el pie firme,

                                                                aprender a manejar el barro y 

                                                  proteger al corazón 

                                                              que quede limpio, intacto

                                                           vacio de taquicardias y sadismo 

lleno de consuelo, ternura y compasión.

NUBE

Otro día
otra nube
y la soledad,
su paso firme

De frente
la ventana
una salida

           y de fondo
El mar...