Disfruta que yo te cuido
Suéltate la melena
Que estoy aquí
Rie a carcajadas
Que te acompaño
Disfruta que va tocando
Suelta los miedos
Que los agarro
Sonríe a tu día
Que te aplaudo
Disfruta sueña bonito
Suéltate la lengua
Que la extraño
Rie a lo incierto
Que lo disfrazo
Disfruta bébete el mundo
Que te aguardo
Suelta la tristeza
Que soy rebaño
Rie al presente
Que soy ahora.
La tarde era esa y no otra cuando se encontraron en la barra del bar
Frente a frente, luz a sombra
Apagados por el olor a rancio que deja el paso del tiempo en los viejos corazones, cansados de pesadumbrar.
Tenían mucho que decir y nada para hablar...
Se miraban, y analizándose asumían su silencio con la idea de los que lo han perdido todo ya.
Se anhelaban y así de nuevo sus miradas se cruzaban.
Fantaseaban con poder verse y más cerca tocarse, cara a cara poco a poco...
Tímidamente entre la clientela aparecían, reclamando visibilidad.
Les ayudó la helada cerveza que, vaso tras vaso, sorbo a sorbo espesaba sus deseos y paciente iba alumbrando palabras, gestos, y discursos que terminaron en besos y abrazos, precediendo al suave tacto de los cuerpos en flor.
Aquella tarde se convirtió en noche con el cálido resplandor que da la luna abrigando a dos almas sin rumbo que vagan por el asfalto mortecino pidiendo a gritos otra oportunidad.
En Sevilla, agosto de 2025.
Trozo de vida,
Estructura
Brota sódica, cúbica, yodada...
A vueltas del ocaso en el despertar
Renace así cristalina, transparente...
Ella despunta, alumbra y me guía.
Espíritu de gozo, con raíz y tallo
Nuevo horizonte, nueva tierra.
A veces incómoda
A veces extranjera,
Otras como luz, magia, cáliz, centella.
Ahora y aquí mi certeza
Aquí y ahora mi momento
Ese instante que cubre mi pensar
Dejando armonía en la existencia.
Cádiz, agosto de 2025.
